¿Quieres aprender a predecir el futuro? ¿Quieres saber si algo va a subir o bajar de precio? No necesitas recurrir a la magia, ni a la adivinación, ni a la astrología. Solo necesitas entender el poder de las expectativas.
Las expectativas son lo que creemos que va a ocurrir en el futuro. Y lo curioso es que lo que creemos puede afectar a lo que ocurre en el presente. Por ejemplo, si hay una buena noticia que dice que algo va a subir de precio en el futuro, mucha gente querrá comprarlo hoy, antes de que sea más caro. Y al hacerlo, harán que suba de precio hoy, aunque la noticia todavía no se haya hecho realidad.
Así que, en el fondo, lo que importa no es tanto lo que ocurra en el futuro, sino lo que la gente piense que va a ocurrir. En el tiempo de espera, la noticia en sí misma a veces se olvida. En la práctica, no importa si algo sube de precio en un día concreto. Lo que importa es que la gente piense hoy que subirá de precio en ese día.
En muchos sentidos, solo tienes que saber lo que la gente espera. Y si no lo sabes, siempre puedes inventarte tus propias expectativas y compartirlas con los demás. Tal vez así se hagan realidad. O tal vez no. Pero eso ya es otra historia.
El 2017, el 2019 y el 2023 ha sido años muy importantes para el mundo de las criptomonedas. ¿Por qué? Bueno, porque se han lanzado o se esperan lanzar nuevos productos financieros que pretenden acercar a Bitcoin y las otras criptomonedas al gran público. Estos productos han generado momentos de euforia y esperanza entre los inversores y los aficionados a las criptomonedas, pero también han traído decepciones y frustraciones.
En el 2017, el grupo CME lanzó los primeros futuros de bitcoin, que permitían apostar por el precio futuro de la criptomoneda sin tener que comprarla directamente. Muchos pensaron que esto atraería a inversores institucionales y haría subir el precio de Bitcoin. Sin embargo, después del evento, lo que ocurrió fue una gran volatilidad y una caída del 70% en los meses siguientes.
En el 2019, Facebook anunció su proyecto Libra, una moneda digital respaldada por una cesta de activos y gestionada por una asociación de empresas y organizaciones. El objetivo era crear una forma de pago global y accesible para todos. Pero el sueño se convirtió en pesadilla cuando varios gobiernos y reguladores expresaron su preocupación y oposición al proyecto, temiendo que pudiera amenazar la soberanía monetaria y la estabilidad financiera. Al final, Libra tuvo que cambiar de nombre a Diem y reducir sus ambiciones.
También en el 2019, se lanzó Bakkt, una plataforma que ofrecía contratos de futuros de bitcoin liquidados físicamente, es decir, que al vencimiento se entregaba Bitcoin real y no su equivalente en dinero. Esto se suponía que iba a aumentar la demanda y la escasez de la criptomoneda, impulsando su precio. Sin embargo, el interés por estos futuros fue muy bajo y no tuvo un impacto significativo en el mercado.
El mercado, a veces, se deja llevar por los rumores y las expectativas de nuevos productos financieros que podrían hacer subir el precio de Bitcoin y otras criptomonedas. Pero cuando estos productos se lanzan, el mercado se decepciona y vende sus criptomonedas, provocando una caída. Esto es lo que pasó en el 2017 y el 2019, cuando se anunciaron los futuros del grupo CME, Libra de Facebook y Bakkt. El mercado compró el rumor y vendió la noticia, como si fuera un niño que se aburre de sus juguetes nuevos.
Ahora, en el 2023, estamos ante el posible lanzamiento de los ETF de bitcoin, unos fondos cotizados que replican el comportamiento de la criptomoneda y que se pueden comprar y vender como una acción. Hay varias solicitudes pendientes de aprobación por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), y el rumor de que alguna de ellas podría ser aceptada ha generado un gran entusiasmo entre los inversores y los aficionados a las criptomonedas.
Se espera que los ETF faciliten la entrada de dinero al sector y aumenten la confianza y la legitimidad de Bitcoin. Pero no nos engañemos: no estamos hablando de que hay un incremento de la demanda real. Estamos hablando de que hay un incremento de la demanda especulativa, basada en la expectativa de que habrá un incremento de la demanda futura gracias a los ETF. Es decir, una profecía autocumplida que podría terminar en decepción si la SEC rechaza las solicitudes o si los ETF no cumplen con las expectativas. Así que, como siempre, precaución y sentido común.
¿BTC llegará a $48K en torno a la aprobación de ETFs? Esa es la pregunta del millón, o, mejor dicho, del billón. Porque si Bitcoin alcanza ese precio, su capitalización de mercado superaría el billón de dólares, lo que lo convertiría en uno de los activos más valiosos del mundo.
Pero no nos adelantemos. Antes de llegar a $48K, hay que romper la resistencia de los $40K, que es el nivel que Bitcoin no ha podido superar desde mayo de 2021, cuando sufrió una caída histórica por varios factores, entre ellos la prohibición de China, las críticas ambientales y la volatilidad de Elon Musk.
Para romper esa resistencia, se necesita más que un rumor de ETFs. De pronto, se necesita una confirmación oficial de la SEC, que ha retrasado varias veces su decisión sobre las solicitudes presentadas por diferentes empresas. Y se necesita que esos ETFs tengan una buena acogida entre los inversores.
Pero, sobre todo, se necesita más emoción. Más entusiasmo. Más optimismo. Más narrativas que convenzan a la gente de que Bitcoin es el futuro, y que no hay que dejar pasar esta oportunidad. Porque el precio de Bitcoin no depende solo de la oferta y la demanda. Depende también de las expectativas, de las creencias, de las emociones. Depende de lo que la gente piense que va a pasar, y de lo que la gente quiera que pase.
Así que, ¿BTC llegará a $48K en torno a la aprobación de ETFs? Es posible. Todo depende del contexto. Y de la narrativa que la gente crea.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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