Cuando el creador incógnito del Bitcoin, «Satoshi Nakamoto», introdujo el protocolo Bitcoin y su token nativo, el BTC en el 2009, se marcó el inicio de una revolución en las finanzas digitales. Esto debido a que la creación de un sistema de dinero digital descentralizado y entre pares, como es el Bitcoin, pudo trasladar el control financiero de las instituciones centralizadas, como los bancos y los gobiernos, a los individuos.
Además, los principios fundamentales, detallados en Whitepaper de Satoshi Nakamoto, señalaron el énfasis en la descentralización, la seguridad criptográfica y la autonomía financiera. Es por ello que con el pasar de los años, estos ideales han resonado profundamente entre millones de personas que abogan por un mayor control individual sobre su dinero.
Sin embargo, actualmente la evolución de las criptomonedas se cruza con un panorama político moldeado por cambios en las regulaciones y las ideologías a nivel global. Como referencia, la postura cambiante del candidato presidencial republicano y expresidente «Donald Trump», sobre las criptomonedas, junto con políticas como el Proyecto 2025 y la Agenda 47, ponen sobre la mesa una visión alternativa del control gubernamental que contrasta marcadamente con el espíritu descentralizado del Bitcoin y el criptoecosistema.
El Bitcoin y la búsqueda de la libertad financiera, un legado del movimiento «Cypherpunk»
Es importante señalar que el Bitcoin surgió como respuesta a la crisis financiera del 2008, ofreciendo un modelo económico de libertad financiera en Blockchain, en lugar de confiar en intermediarios como bancos o gobiernos. Además, también la privacidad y la autonomía fueron factores clave detrás del diseño del Bitcoin, en línea con los objetivos más amplios del movimiento Cypherpunk que inspiró a Nakamoto.
Como referencia, Eric Hughes, un popular criptógrafo, programador y miembro del movimiento Cypherpunk, explicó en su «Manifiesto Cypherpunk», que «la privacidad es necesaria para una sociedad abierta en la era electrónica». Es por ello, que la descentralización y la criptografía, se consideran formas de proteger las libertades individuales en un mundo cada vez más dominado por la vigilancia y el control gubernamental.
Por otro lado, el «Proyecto 2025», junto con la «Agenda 47», promueven la gobernanza centralizada, destinada a reestructurar las instituciones federales y consolidar el control sobre el poder judicial, la economía y la educación en el poder ejecutivo del gobierno federal estadounidense. Es por ello que si bien estas iniciativas priorizan la soberanía nacional y la regulación económica estadounidense, contrastan fuertemente con los ideales descentralizados del Bitcoin.
Cabe destacar que en 2019, la administración Trump inició medidas contra los exchanges no regulados, argumentando preocupaciones sobre «lavado de dinero e ingresos no declarados».
Sin embargo, durante este 2024 la retórica de Trump ha cambiado drásticamente, proponiendo convertir a Estados Unidos en «la capital de las criptomonedas del planeta». Esto, muestra un giro hacia el aprovechamiento del potencial económico de las criptomonedas, pero en particular como una herramienta para ganar el favor de los votantes y los donantes de la criptocomunidad.
Las Finanzas Descentralizadas: ¿Una herramienta para el pueblo o un nuevo campo de batalla político?
Por otro lado, un ejemplo clave de cómo el espacio de las criptomonedas se está fusionando con las agendas políticas estadounidenses es la participación de Donald Trump en el criptoproyecto «World Liberty Financial».
Cabe destacar que «World Liberty Financial», es una nueva criptoplataforma de préstamos promovida por Donald Trump y sus hijos. Además, la plataforma se anuncia como una forma de «devolver el poder de las finanzas a las manos de la gente» y una solución al «manipulado sistema financiero tradicional».
Sin embargo, sus profundas afiliaciones políticas han generado cierta inquietud en la criptocomunidad. Esto debido a que el liderazgo de WLFI, incluye a personas que estuvieron involucradas en criptoempresas fallidas como «Dough Finance», que sufrió diversos ataques informáticos.
Adicionalmente, los expertos también argumentan que proyectos como WLFI, reflejan una tendencia creciente de influencia política centralizada sobre las plataformas descentralizadas, alejándolas aún más de su visión original.
Según un informe de «Public Citizen» del 2024, los « Super PAC» respaldados por criptomonedas influyeron con éxito en 36 de las 42 primarias del 2024, lo que indica la creciente influencia política en la criptoindustria. Además, como referencia, hasta la fecha, las criptoempresas han invertido más de $119 millones de dólares en el ciclo electoral estadounidense de este 2024.
El actual debate en curso sobre el futuro de las criptomonedas pone de relieve la tensión entre sus orígenes como tecnología descentralizada y centrada en la privacidad y las realidades de la creciente influencia regulatoria y política mundial. Es por ello que a medida que evolucione la inclusión de las criptomonedas, también lo deben hacer los marcos legales que las rigen y quedará por ver si esa evolución mejorará o socavará la libertad financiera alcanzada hasta la fecha.